miércoles, 16 de febrero de 2011

Caminito de la escuela

Por Víctor Hugo Ornelas


La escuela primaria, secundaria y el jardín de niños que se ubican en el fraccionamiento Lomas del Sur, albergan a un gran número de estudiantes que acuden a clase, no sólo desde este fraccionamiento, también de La Fortuna y Colinas del Roble.

Es para estos últimos que acudir a esta institución educativa resulta todo un calvario, pues para llegar a clases es necesario cruzar un tramo de 300 metros, sobre un predio completamente baldío, en donde la irregularidad del camino se convierte en la menor de las dificultades.


“El otro día un chamaquito me preguntó que si lo acompañaba a la escuela porque la semana pasada lo golpearon unos muchachos, esta muy solo e inseguro, la policía no sube para acá”
Mencionó una vecina de Colinas del Roble quien tiene su casa a un costado de este predio. Pero el cruzar este camino no es capricho de quienes lo utilizan, simplemente es la vía más corta y directa para ir de un fraccionamiento a otro.

“El camión que puede llevarte para empezar pasa bien abajo y no te deja cerca de la escuela y luego hace como media hora de camino”
Agregó una madre que junto a su niño dice cruzar cotidianamente por este lugar.

Como en la canción de Cri-Cri, en este “caminito de la escuela” también se pueden ver animalitos, más no los simpáticos  elefantitos o tortugas en patines, sino víboras, alacranes y una que otra vaca pastando en el lugar. La maleza es alta, a lo largo de la vereda se puede apreciar restos de algunos incendios y basura regada por todos lados.

Los alumnos de las escuelas son quienes pasan más por este tramo, aunque no son los únicos, ya que las personas que viven a orillas de Lomas del Sur o Colinas del Roble y quieren ir de un fraccionamiento a otro, circulan por esta vía durante todo el día.

Quienes parecen estar más expuestas al peligro son las jovencitas de la secundaria, en específico las del turno vespertino, al respecto una de ellas dijo, “Como salgo a las 8, ya está noche y no hay nada de luz, luego ahí se esconden y nos dicen de cosas”, según algunas personas en esta zona también son comunes los asaltos, tanto a los alumnos como a las personas que por las noches buscan cortar camino cuando regresan de sus trabajos.


El número de personas que utilizan este baldío, que se ha convertido en un camino peatonal, es alto y a pesar de los riesgos no dejan de hacerlo, puesto que para ellos es una necesidad.

La temporada de lluvias es otro elemento en contra de ellos, porque el lugar se convierte en una trampa de lodo y las características de la tierra dificultan aún más las cosas, “Sale uno con unas plastas de lodo en los zapatos, pero bien pegagosas”, nos compartió una joven.

Esta situación, en cuanto a el camino se refiere, es exclusiva de este lugar, sin embargo el problema de centenares de alumnos que tienen que pasar dificultades para acudir a clases, es muy común en diferentes lugares, en donde las escuelas fueron rebasadas por los fraccionamientos y generalmente son construidas cuando la necesidad es inminente, pero sólo a veces.

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